La morgue de Trujillo enfrenta una crisis sin precedentes debido al incremento de homicidios en la región. Según el Sistema Informático Nacional de Defunciones, en lo que va de 2025 se han registrado 275 asesinatos, lo que equivale a un promedio de tres muertes diarias. Esta ola de violencia ha superado la capacidad de las instalaciones, que actualmente operan en condiciones críticas.
Las cámaras frigoríficas, diseñadas para conservar un solo cuerpo, están siendo utilizadas para almacenar hasta tres cadáveres debido a la falta de espacio. Además, estas cámaras, con 18 años de antigüedad, han estado malogradas desde octubre del año pasado, lo que acelera la descomposición de los cuerpos y genera condiciones insalubres para el personal.
Ante la falta de espacio, los trabajadores han recurrido a medidas improvisadas, como almacenar cuerpos en bolsas negras sobre camillas, en el piso e incluso en contenedores de plástico para desechos sin ningún tipo de refrigeración. Esta situación no solo dificulta la identificación de las víctimas, sino que también expone a los empleados a riesgos de salud, como la posibilidad de contraer enfermedades infecciosas.
La crisis se ha agravado por la falta de equipos funcionales, como la máquina de rayos X, esencial para identificar impactos de bala, y la ausencia de dispositivos para realizar análisis toxicológicos. A pesar de las reparaciones temporales de las cámaras frigoríficas, las autoridades han reconocido que se necesitan nuevas instalaciones y un mayor presupuesto para abordar el problema de manera definitiva.
En un intento por aliviar la situación, se han construido nichos temporales en el cementerio de Laredo para almacenar cuerpos no identificados. Sin embargo, estas medidas son insuficientes frente a la magnitud de la crisis, que refleja el impacto del crimen organizado y la minería ilegal en la región.